TOP

San Salvador

Entre las rutas que discurren por el concejo riosellano, cada una con algún elemento singular, es de destacar aquella que pasando por Nocéu nos lleva en dirección a Arduela y El Carmen. El caminante que la siga, indefectiblemente ha de pasar al lado de la iglesia románica de Moro, y sin duda, la curiosidad le obligará a detenerse unos mi­nutos ante aquellas ruinas, para echar un vistazo y observar su interior a través de la verja que cierra la entrada del derruido templo. El lugar, sin duda, impone sentimientos en­contrados al visitante; si lo hace en un día soleado, se dejará llevar por el magnífico paisaje que se puede observar desde su emplazamiento, pero si se trata de un día oscuro y gris, el aislamiento, la soledad y el silencio del entorno, el ulular del viento entre los eucaliptos -en otro tiempo bosque de robles pertenecientes a la propia iglesia, que la Desamortización hIzo cambiar de manos-, y el adosado cementerio, evidentemente dejarán en él una honda impresión.

Observando aquel lugar, se dará cuenta de que se mantiene casi intacto desde los tiempos en que la parroquia se extendía hasta las márgenes del río Sella, comprendiendo también los pueblos de Cuevas y Fríes, y se sentirá atraído por aquellos ruinosos muros, muros que constituyen en sí mismos y por lo que guardan en su interior, una gran riqueza cultural que ha pasado desaperci­bida durante demasiados años.

Habría que profundizar en nuestra historia reciente para precisar por qué el templo no fue reconstruido en la época en que lo fueron todos los que, como él, sufrieron la barbarie de una guerra incivil. Y aunque por parte de los vecinos de los pueblos de la parroquia hubo algunas iniciativas encaminadas a su restauración, parece fácil concluir que, debido a la magnitud de la empresa, no fuese fácil acometer una obra tan importante en un templo rural, tan alejado de los núcleos de población mejor comunicados, quedando el viejo templo olvidado por casi todos, especialmente de aquellos que deberían haber velado por tan singular y valioso legado; de hecho, hasta el año pasado, ni siquiera constaba en el inventario del Patrimonio Cultural de Asturias.

Lo curioso de su estado actual es que, a lo largo de 73 años de ruina, no faltaron personas capaces de valorar lo que la iglesia de Moro representaba dentro del patrimonio cultural de Asturias, como Magín Berenguer, a quien se debe las excavaciones realizadas en 1954 en las que se recuperaron algunas piezas que hoy guarda el Museo Arqueológico de Asturias.

Hablar por tanto de la iglesia de San Salvador, es hablar del sentimiento de muchos riosellanos que nunca han perdido el interés y la esperanza de verla reconstruida al­gún día. Fruto de este interés es el nacimiento de la Asociación Cultural Iglesia Moru que, fundada en 1998 y apoyada por personas de Ribadesella y también por foráneos sensibles ante la destrucción de nuestra riqueza histórica, intenta abrir caminos para que algún día se pueda ver la iglesia recuperada.

Su labor desde entonces ha sido realmente meritoria; con perseverancia y superando en no pocas ocasiones el desánimo por la falta de respuesta recibida después de llamar a determinadas puertas, ha conseguido lo que parecía imposible: tras los estudios realizados en 2003, 2005 y 2008 a cargo del gobierno del Principado, recientemente han comenzado las obras de restauración de las pinturas situadas en el presbiterio de la iglesia (pinturas atribuidas a los siglos XV-XVI). El hecho es relevante porque, aunque se trata del comienzo de una restauración que de mo­mento sólo afectará a una parte de las pinturas del muro Sur, permaneciendo aún el resto en grave riesgo, este primer paso indica la voluntad por parte de Patrimonio del Principado de recuperar estas valiosas muestras de nuestro pasado. Es una oportunidad poco frecuente la que ahora se presenta, pues podremos presenciar la aparición, debajo del añejo manto de cal y moho que las cubre, de unas valiosas pinturas realizadas hace varias centurias.

Quedan aun muchas tareas que realizar en un camino que sin duda será largo: la recuperación total de las pinturas, una excavación exhaustiva que saque a la luz lo que el subsuelo oculta, la consolidación y restauración de los paramentos, el techado de la nave románica…. Esperemos que todo se haga con precisión y conocimiento (evitando actuaciones tan lamentables como las llevadas a cabo en la iglesia de Xuncu) para que, cuando un caminante, quizá peregrino hacia Santiago, se acoja a las puertas de esta iglesia de San Salvador, pueda llevarse la honda impresión que transmiten en tan impresionante lugar, unas hermosas pinturas que nos hablan de cómo se entendía el paso por esta vida varios cientos de años atrás.

Desde luego, bien merece la pena apoyar cualquier ini­ciativa para recuperar y conservar este patrimonio que, independientemente de su titularidad, nos pertenece a todos, a los riosellanos, a los asturianos y españoles, y a la humanidad.

Deja un comentario