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Crecer

Aprovechando los últimos rayos de sol en las terrazas de cafés y sidrerías, los adultos recibimos septiembre como el mes en el que inexorablemente volvemos al trabajo y la rutina.

No es así para los niños. El otoño llega cargado de emociones. Empiezan las clases y los llantos de los que por primera vez pisan un aula se mezclan con el entusiasmo de los que estrenan mochila, libros y cuadernos.

A la acción educativa de los tres centros riosellanos, se une la iniciativa privada de guarderías y academias.

A esto hay que añadir que desde la Biblioteca Pública, la Oficina de Formación al Consumidor, la Escuela Deportiva Municipal, la Escuela de Música o los talleres de la Casa de la Cultura, muchas personas comprometidas, programan actividades culturales, lúdicas y deportivas para enriquecer la formación de los pequeños.

A lo largo del invierno y primavera, la concejalía de Cultura y Juventud desarrolla múltiples actividades para los niños y también para esos chavales que, habiendo de jado ya la infancia, se abren camino con pasos vacilantes hacia el mundo de los adultos.

En primavera nuestras plazas y parques cobran nueva vida y bajo la sombra renovada de los pláganos y en torno a un balón o un carricoche se congregan niños, padres y abuelos.

El verano multiplica la presencia de niños en el pueblo. Rompiendo fronteras y prejuicios, comparten excursiones en bici, construyen castillos de arena y participan en un campamento urbano, donde realizan actividades de todo tipo, desde jornadas en la playa, visitas al Muja, recorrido en tren a Llanes, visita al acuario de Gijón, excursión a Lastres, visita al museo del territorio de Ribadesella, mercado de artesanos, teatro en la calle y variados talleres que recorren todo el concejo.

En un mundo donde millones de niños sufren abusos y explotación, donde el hambre y desescolarización les impiden madurar física y socialmente, privados de su infancia, podemos decir sin lugar a dudas que «Crecer en Ribadesella» es todo un privilegio.

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