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La Prehistoria en el Valle del Sella

El valle del Sella es una caja de sorpresas para la arqueología, se trata de una zona privilegiada para el estudio de los grupos humanos que habitaron Asturias en las diferentes épocas prehistóricas.

Durante décadas este valle ha sido conocido por sus yacimientos del Paleolítico Superior y sus importantes muestras de Arte Rupestre. Destacan las cuevas de Tito Bustillo, Cova Rosa y La Lloseta, localizadas en torno a Ribadesella; y las de Los Azules, El Buxu y La Güelga, situadas en los alrededores de Cangas de Onís. También, aunque en menor medida, han ido apareciendo restos de ocupaciones más antiguas pertenecientes al Paleolítico Medio en diversas cuevas del valle (La Güelga y La Cuevona), y algunos hallazgos dispersos de industrias Achelense (Modo Industrial 2), que se corresponden con los restos más antiguos de ocupaciones humanas de la zona cantábrica, adscribibles al Paleolítico Inferior.

Los trabajos que desde el año 2003 venimos realizando en el valle del Sella se centran en la búsqueda de estas industrias líticas más antiguas (Achelenses) en el contexto de yacimientos al aire libre situados en el entorno del río, dentro de lo que se conoce como terrazas fluviales. Estas terrazas no son más que zonas llanas por donde antiguamente circulaba el río Sella y que en la actualidad han quedado situadas a sus lados, conformando la forma típica del valle. Hemos conseguido identificar 12 niveles de terrazas, elevadas a + 110m, + 75-80 m, + 60-65 m, + 40-50 m, + 27-30 m, + 20 m, + 17m, + 12m, + 10m, + 8 m, + 6 m y + 4 m sobre el nivel actual del río.

En total se han localizado 30 lugares con industrias líticas, instrumentos realizados sobre piedras talladas, que son los restos más característicos que nos han dejado las antiguas ocupaciones prehistóricas, junto con otros como las pinturas o los restos de huesos de los animales cazados. En total se han encontrado unas 200 piezas líticas repartidas a lo largo del valle. De todos estos sitios con industrias, 20 pertenecen al Paleolítico Inferior, 9 al Paleolítico Medio y 1 al Paleolítico Superior.

Aunque no disponemos de cronologías absolutas, las dataciones existentes en otros yacimientos de la Región Cantábrica nos dan una antigüedad para las industrias del Modo 4 ( Paleolítico Superior) situada entre los 35.000 y los 10.000 años, para el Modo 3 (Paleolítico Medio) de entre 89.000 años y 37.656 años, y de aproximadan 120.000 años para las piezas líticas del Modo 2 (Paleolítico Inferior).

Las industrias de las Áreas de Ocupación del Modo 2 (Achelense) destacan por la presencia de útiles de tamaño como bifaces, hendedores o picos triedros. Tienen como soporte los cantos rodados que se localizan en el propio río. Todos estos instrumentos se usaban para cortar o desgarrar la carne de los animales que los hombres prehistóricos cazaban, a modo de grandes hachas o cuchillos.

Los núcleos, cantos preparados para extraer fragmentos de piedra más pequeños, llamados lascas son también muy comunes. Sobre estas lascas se tallan y elaboran útiles de pequeñas dimensiones, como: raederas, pequeños cuchillos usados para raspar o cortar, puntas, piezas fundamentales en el proceso de caza, o piezas denticuladas, usadas para trabajar huesos o fragmentos de madera.

Las áreas con ocupaciones del Modo 2 se localizan en niveles de terraza situados entre la T + 27-30 m y la T + 60-65 m, destacando especialmente la ocupación de este último nivel, representado por las terrazas de El Caxili, Cuadroveña, La Toya, L’Escobal, El Robleu o La Vega del Pandal.

.Se han localizado un total de ocho Áreas de Ocupación catalogadas como Modo 3 (Paleolítico Medio). Para la realización del instrumental lítico se ha utilizado en su totalidad cuarcita. Esta industria, sin ser excesivamente numerosa, si es muy representativa. Han desaparecido los útiles masivos como bifaces o hendedores y encontramos utilIaje realizado sobre lasca y con una gran variedad de tipos.

Destaca nuevamente el alto índice de raederas (útil más característico de estas áreas). Sin embargo aparecen tipologías más complejas y sus tamaños son inferiores. A estas les acompañan otra gran cantidad de piezas como raspadores, cuchillos de dorso, denticulados o perforadores. Todos ellos instrumentos utilizados en el quehacer diario de los grupos prehistóricos.

Todas las Áreas de Ocupación con restos de industrias Musterienses se sitúan entre la T + 10m y la T + 20 m (La Güertona, El Romillo, Fuentes, Villanueva, etc), localizadas en emplazamientos estratégicos, a una distancia de entre 50 y 100 m del cauce actual del río.

Solo tenemos localizada un Área de Ocupación del Paleolítico Superior, pero de gran interés. Está documentada en la Carta Arqueológica de Parres sobre la T + 8 m de la Vega de Sopeña. Culturalmente es adscribible a épocas Magdalenienses o Azilienses. Este yacimiento se puede interpretar como un área secunadaria dedicada expresamente a la talla lítica y puesto en relación con el cercano yacimiento de la cueva de Los Azules.

Durante la prehistoria en el valle del Sella, se produjo una ocupación intensiva de la orilla del río para la explotación de los recursos que el medio les proporcionaba, tanto la caza, pesca y carroñero, la recolección de vegetales, así como la existencia de agua. Vivian en grupos en torno a los 15 o 20 individuos, eran bandas polivalentes en un desplazamiento constante provocado por un aprovechamiento y adquisición rápida de los recursos cinegéticos, existiendo multitud de pequeños asentamientos y muy pocos campamentos base con ocupaciones continuadas. Este modelo de explotación da como resultado asentamientos siempre cercanos al río, ya que la dependencia de éste es muy grande, así como una forma de vida basada en la movilidad continua y el oportunismo en la caza de animales.

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