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El espíritu de los fundadores

Es difícil explicar en unas cuantas líneas, cual fue el espíritu que dirigió las actuaciones de los fundadores de la Asociación Cultural Amigos de Ribadesella, y si éste se mantiene todavía a pesar del tiempo transcurrido. Resulta difícil, sobre todo, porque en cada momento la Asociación actúa según la voluntad de sus socios expresada en la Asamblea, que puede ser diferente a la inicial, y siempre concretada en actuaciones de la Juna Directiva que la dirija en cada momento. No obstante, voy a intentar describir cual fue el espíritu inicial, que creo que sigue vigente en los momentos actuales.

Hay un hecho importante en la historia de la Asociación que expresa la voluntad de sus fundadores; ocurrió en la reunión fundacional en la que los promotores debían nombrar entre sí los cargos directivos, dándose la circunstancia de que nadie quería asumir el de presidente; este hecho hizo expresar al dimitido Carlos Fernández Martínez (vulgo Carlos Cuencu o «Cuenquín») la frase: «Esto empieza bien, me gusta»… Esta anécdota define uno de los rasgos que los fundadores hemos querido imprimir a la Asociación, la falta de protagonismos personales.

Indudablemente, el desarrollo de las actividades propias de la Asociación hizo que algunos miembros de las distintas Juntas Directivas que existieron, tuvieran unas actuaciones más próximas a los socios que otros, y que por ello en muchas ocasiones el propio socio, sin quererlo, identificaba a la Asociación con esas personas. Yo mismo me vi en ese caso durante varios años; no obstante el paso del tiempo ha demostrado que hemos huido de las actitudes personalistas, pues la Asociación no se debe identificar con una persona u otra, sino que somos todos y de todos los socios, con la Junta Directiva a la cabeza.

Creo que otra de las características que los fundadores hemos querido dar a la Asociación, además de la falta de protagonismo, es la falta de deseo de perpetrarse en la dirección. Uno de los éxitos que creo tuvimos los que formamos la primera Junta Directiva, ha sido el saber marcharnos sin hacer ruido, habiendo preparado con anterioridad a otras personas para que tomasen el relevo de la dirección, con conocimiento de cómo funcionaba ésta.

Esto último ha sido un éxito enorme, el segundo en magnitud de nuestro periodo directivo (el primero fue la fundación de la propia Asociación) puesto que, en pocos años, los nuevos directivos han dado un enorme impulso a «Amigos de Ribadesella», con nuevas actividades e ideas que han tenido éxito y han calado entre los socios. Dentro de 6 ó 9 años, los entusiastas que poco a poco se vayan incorporando, aportarán nuevas ideas y ganas de trabajar, sustituyendo a los actuales y haciendo que la Asociación siga viva y perdure en el tiempo.

Quizás algunos socios han querido ver en el distanciamiento de los fundadores una actitud de oposición o falta de colaboración con los actuales directivos, nada más lejos de la realidad, lo que ocurre es simplemente que se debe dejar trabajar a una gente (la actual directiva) que ha puesto enormes dosis de interés, trabajo e ideas, sin que tengan una sombra detrás, ningún «gran hermano» que coarte sus actuaciones.

La falta de protagonismos personales, la ausencia del deseo de perpetuarse en los cargos directivos y el dejar hacer, han sido, son los pilares de la Asociación, cuyo objeto final sólo tiene un nombre: «Ribadesella».

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