TOP

Tres llagas y una herida

Las Llagas
Dado el casi monocultivo en que de desenvuelve la vida económica riosellana, se hace necesario un complemento cultural fuerte y variado, que ofrezca alicientes a los visitantes fuera de la temporada turística, de modo que ésta no dependa exclusivamente de una bonancible climatología veraniega para ir tirando el resto del año. Atractivos no nos faltan, sólo hay que sacarles el adecuado rendimiento.
Sin embargo, los proyectos relacionados con la cultura riosellana vienen, desde hace bastante tiempo, siendo objeto de exposición y debate, a veces en medio de gran vocerío, sin que apenas se vislumbren salidas decorosas a ellos. La magnífica idea o el voluntarismo de determinadas personas o entidades, no siempre son suficientes para su logro, encontrándose en la mayor parte de las ocasiones ante el muro casi infranqueable que representa la financiación de esos proyectos.

En un municipio, como el nuestro, que no destaca precisamente por su riqueza económica, incapaz de generar recursos suficientes para paliar sus múltiples deficiencias y donde los ingresos mediante impuestos o trasferencias resultan siempre limitados, la necesidad de financiación exterior resulta obligada, y es en última instancia el Gobierno del Principado quien posee las competencias, la capacidad inversora y de decisión necesarias para llevarlos a efecto.

¿Qué nos queda hoy de los ilusionantes proyectos a los que nos hemos enfrentado en los últimos años?

1ª Del Museo del Jurásico, idea sugerente e inédita en Asturias, que partió precisamente, de y para Ribadesella, a cuyo carro se subieron más tarde otros concejos, obligó a los riosellanos a efectuar movilizaciones populares en favor de su consecución. A la postre, tras agotar todos los plazos, las autoridades regionales de entonces (URAS) acabaron concediéndoselo a Colunga. El PSOE, flamante ganador en las últimas elecciones, mantuvo la opción de su predecesor. Quedaba en el aire, como consolación para los perdedores, un etéreo «Parque Temático del Jurásico» al que Ribadesella podría tener alguna opción pero sobre el que nada se ha hecho.

2ª A pesar del varapalo sufrido, nace de nuevo la iniciativa cultural. Ante la puesta en venta de la casa natal del famoso pintor impresionista riosellano Darío de Regoyos, surge la idea de adquirir el edificio y destinarlo a museo. Ahora, sin embargo, el signo político del actual gobierno municipal (Grupo Mixto-PP) no es el mismo del que gobierna en el Principado (PSOE) y la politización de la vida municipal es un hecho conocido. Los ataques verbales y personales, la virulencia, la demagogia, y el vocerío, llenan la vida política riosellana de los últimos años, surgiendo la discrepancia, la réplica y la contrarréplica ante el más nimio asunto municipal, buscando fundamentalmente la desacreditación del contrario siguiendo el más puro interés partidista, tratando de poner obstáculos a cualquier iniciativa que proceda del oponente político. El sosiego que resulta necesario para aunar esfuerzos en los asuntos de cierta envergadura ha estado ausente, y el cerrojo puesto por el gobierno del Principado a la inversión en materia cultural en el municipio, ha hecho agostar la iniciativa.

Pero no han cesado los agravios hacia Ribadesella, que si ha logrado restaurar los frescos del templo parroquial, obra de los hermanos Uría Aza, no ha sido precisamente gracias a la ayuda del actual gobierno del Principado, que solo parece haberse sumado al carro, cuando estaba todo hecho.

3ª Asombro, incredulidad, indignación, frustración y humillación han sentido los riosellanos ante la iniciativa del Principado de crear ¡en Teverga! un parque o museo de la Prehistoria, para lo que pretenden reproducir algunas de las pinturas de Tito Bustillo; precisamente lo que desde hacía muchos años se venía solicitando para Ribadesella, y que ha provocado una fuerte contestación popular con derivaciones y trifulcas políticas comarcales y regionales. Sobre este asunto no está dicha la última palabra y, dado el paso cansino de la administración, pasará a formar parte de los programas de los partidos como anzuelo para ganarse el voto de los riosellanos en las elecciones municipales de la primavera del año 2003, pero aparte de las promesas que se hagan y los aparentes cambios de actitud, solo a través de la continuada movilización popular parecen haberse abierto algunas perspectivas, aunque muy por debajo de las aspiraciones riosellanas.

Estas tres llagas, siguen abiertas. La injusticia con que el gobierno del Principado trata al pueblo riosellano y a Ribadesella en asuntos culturales es manifiesto; han actuado siempre tarde, a regañadientes y con cicatería, no han escuchado lo que no querían oir, han negado lo obvio para admitir lo ficticio y han jugado con nuestra dignidad, con nuestra inteligencia y con nuestro patrimonio, mientras que los políticos socialistas locales (no así muchos de los riosellanos socialistas) colocándose entre la espada y la pared, han hecho con sus actitudes un flaco favor a Ribadesella; no han sabido estar a la altura de las circunstancias.

La herida: el urbanismo
Los desaguisados urbanísticos llevados a cabo en nuestro municipio, vienen de lejos, aunque no hay que remontarse muchos años atrás, sólo hasta los años 60 o 70 del pasado siglo. Entonces, la escasa visión de futuro de los gobernantes riosellanos y la especulación inmobiliaria destrozó El Campín y sus aledaños, se construyeron bloques de casas sociales -muy necesarias en aquella época, dada la escasez de vivienda- pero con mínimos de calidad, estética y situación, permitiendo un número de alturas en los edificios del casco urbano de la villa que alteró notablemente su fisonomía tradicional, fundamentalmente en su fachada marítima.

No es comparable aquella situación de falta de libertades y de representatividad con la actual, aunque en el fondo no sea tan distinta, al menos en el aspecto urbanístico. El advenimiento del sistema democrático a nuestro país, trajo consigo cambios apreciables en cuanto a la gestión del urbanismo riosellano en sus primeros años -se rebajó el número alturas de los edificios- y se hicieron, con cierto criterio, urbanizaciones como la de la Juncalera, pero no impidió, sobre todo por lo que se observa en los últimos años, la especulación desaforada, el asalto a la tierra y al solar, que ha logrado reducir drásticamente las zonas de esparcimiento y ocio vecinal en beneficio de la privacidad individual. En este afán por conseguir el mayor beneficio posible en el menor tiempo, las zonas verdes van desapareciendo paulatinamente, sustituidas por masas de hormigón (Incluso se quieren cargar la mayor parte del prado del paseo de la playa). Los chalets adosados ocupan cada vez más espacio, dando lugar a bloques uniformes de 4 o de 6 viviendas que tienen su máxima expresión en la lamentable e irreversible actuación en el monte Somos.
Ribadesella es lo que es gracias a su naturaleza y paisaje, pero desgraciadamente se viene observando una degradación paulatina del medio. Afortunadamente, buena parte de la superficie de la villa está ocupada por agua, aunque no por eso está ausente del afán especulativo. Los rellenos de su extensa bahía dan comienzo a principios del siglo XX y no se han detenido. Ayer, la justificación para ocupar parte de su superficie era el saneamiento de marismas o la necesidad de jornales. Después, la ampliación de sus muelles o la construcción de un nuevo puerto pesquero. Más tarde el hacer un prado, aunque fuese a costa de rellenos ilegales. Hoy, podemos observar que el puerto deportivo ha ocupado una parcela más y se tiene puesta la vista en la necesidad de aparcamientos, se habla de palafitos frente a la cueva Tito Bustillo, o de rellenar toda la zona frente al Tocote… Del denostado deslinde de Costas, sólo se puede decir que llegó muy tarde.

En cuanto a la superficie habitable, aproximándonos al magnífico mirador de Guía, observamos la masificación que va adquiriendo todo el territorio, cómo se ataca al Corberu, a la ladera que se sitúa tras el colegio público de la Atalaya -prado sobre el que se posan todas las miradas- al cuetu de San Juan, cómo asoman las viviendas adosadas detrás de éste y otros cuetos, al valle de San Pedro…. La pasividad del cuerpo social y la falta de debate acerca del urbanismo riosellano, como en la mayor parte de las cosas que afectan al conjunto de la sociedad riosellana -si se hace excepción de la cueva Tito Bustillo-, es notable. Desgraciadamente, existen demasiadas presiones -que algunas veces vienen desde muy arriba- e intereses creados en torno al urbanismo para que sea fácil poner coto a los excesos, sobre todo cuando ya no se trata de lidiar con pequeños constructores, sino con grandes empresas de ámbito nacional. A mayor afán constructivo y especulativo, el Ayuntamiento, siempre necesitado de fondos, tiene mayores ingresos por licencias de obras, lo que le permitirá llevar a cabo ciertos proyectos que no logra rematar por falta de subvenciones. Aquellos con propiedades inmobiliarias ven aumentar su patrimonio, por ejemplo los dueños de terrenos podrán venderlos a precios interesantes y adquirirán sabrosas plusvalías. Se comprarán más pisos como segunda residencia o para alquiler veraniego buscando la máxima rentabilidad ante la gran demanda; sin duda vendrá más gente a visitarnos y habrá más trabajo y negocio para todos; para cafeterías, restaurantes, tiendas, talleres… Todo esto puede resultar en algunos aspectos muy deseable y positivo pero ¿Interesa que el crecimiento riosellano se haga de forma racional? En un momento en que la euforia constructiva parece que se ralentiza en las grandes ciudades y que la presión se vuelve hacia zonas de segunda residencia del litoral donde se multiplican los proyectos ¿Nos hemos parado a pensar en el legado que dejaremos a futuras generaciones? Más parece que seguiremos aquello tan común de que una vez vendido todo el género «el que venga detrás, que arree».

Deja un comentario