TOP

Política, turismo y vivienda

DE POLíTICA

Los resultados electorales de las elecciones municipales del pasado mes de mayo, han dibujado un mapa político en Ribadesella distinto del habitual, a pesar de que el cuerpo electoral riosellano se ha caracterizado desde hace años, y ahora no ha sido una excepción, por su estabilidad. Globalmente, hubo escasas variaciones izquierda-derecha-nacionalistas, pero también es cierto que el pequeño ascenso de la izquierda, lo ha modificado sustancialmente.

Sobre el papel, los resultados electorales pueden ser buenos para los intereses de Ribadesella, un municipio que tanto depende de inversiones regionales y estatales, al haberse establecido un pacto PSOE e IU para el gobierno municipal y haber ganado el PSOE, con Areces a la cabeza, en las autonómicas. Miranda, en un amargo triunfo, perdió un concejal, lo que le costó la alcaldía y el gobierno al Partido Popular, curiosamente obteniendo los mismos votos que en las pasadas elecciones (uno menos de diferencia, para ser exactos) e incluso superar en porcentaje lo obtenido en 2003 y haberse quedado a un paso de la mayoría absoluta. Pero sin embargo, posiblemente el Partido Popular haya perdido en estas elecciones mucho más, la posibilidad de gobernar en Ribadesella durante años. Miranda vio esfumarse la alcaldía y su última jugada, la que le quedaba para tratar de impedir el pacto de la izquierda en el municipio, era dar su apoyo a Paco Vázquez para que éste fuera alcalde; y lo intentó, pero Paco no tragó el anzuelo, hubiera sido el suicidio político para su formación el tratar de gobernar en solitario frente a una mayoría que le hubiera hecho la vida imposible, sobre todo en un asunto capital, el Plan de Urbanismo, asunto en el que los partidos mayoritarios han hecho muy buenas migas. No hay que olvidar que el Plan ha sido una de las causas, aunque no la única, que ha alterado sustancialmente los resultados electorales y provocado el trasvase de votos que se ha producido dentro de la izquierda riosellana, más sensibilizada que la derecha por lo que se ve, en lo que respecta al urbanismo.

La gran paradoja de estas elecciones es que Ramón Canal (PSOE), que perdió la cuarta parte de sus potenciales votantes, el gran derrotado en estas elecciones, es el nuevo alcalde, lo que puede llevar a los socialistas que no quisieron votarle, a subirse por las paredes del disgusto. Canal no parece haber tenido demasiado apoyo entre sus correligionarios, y ha recibido un duro castigo, pero se le abre una magnífica oportunidad para congraciarse con ellos. Sólo si consigue buenas inversiones en Ribadesella y soluciona gran parte de los problemas que tienen los riosellanos -en definitiva, si consigue ser un buen alcalde-, podrá presentarse a las próximas elecciones municipales -si es ésa su voluntad- con ciertas garantías de que sus posibles votantes no le abandonen de nuevo. De él depende.

TURISMO

Han pasado ya unos meses desde que finalizara el verano y todavía quedan los ecos de una temporada en la que el bajón turístico ha protagonizado la actualidad riosellana, y en la que se ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de esta actividad. De poco ha servido la promoción en ferias, el club de villas marineras o los ingentes gastos destinados a parafernalia turística en los últimos años, frente a una realidad económica que ya se venía anunciando y que algunos se negaban a ver. Una realidad en la que las alegrías inmobiliarias de estos años han dado paso a una situación de fuerte endeudamiento para muchas familias, las cuales han visto drásticamente reducida su capacidad de consumo.

Tras unos años de voraz desarrollo inmobiliario, en los que miles de familias han comprado una segunda vivienda «en la naturaleza», y en los que las promotoras y la banca han obtenido escandalosos beneficios; ahora llega la hora de pagar unas deudas, que se acrecientan progresivamente por los embates del euríbor, y que han generado una temporada estival protagonizada por turistas empobrecidos. Manifestar que el tinglado montado entre promotoras y banca (con la colaboración de algunos políticos), ha dejado vacío el bolsillo de miles de turistas, quizá sea una simplificación y una afirmación políticamente incorrecta, pero resulta evidente que los excesos hipotecarios están convirtiendo a muchos en los esclavos del si glo XXI.

Salta a la vista que nuestro sector hotelero, y especialmente el hostelero, está siendo uno de los damnificados por los recortes en la capacidad de gasto de unos turistas que andan con el bolsillo más que pelado. Con la excepción de algunos locales típicos de menús de choque, el lánguido panorama de terrazas semivacías en bares y restaurantes que se ha observado durante buena parte del verano en Ribadesella, ha contrastado con la inusitada afluencia de turistas al Alimerka, deseosos de aprovisionarse de víveres.

El euríbor aprieta más y más, y éste ha sido un verano en el que ha proliferado la demanda de bocadillos «para llevar», y en el que no ha faltado algún establecimiento donde se ha llegado a colocar el cartel de «no se sirven menús para compartir». En todo caso, parece que no ha sido tanto una bajada de afluencia de visitantes (sin duda amortiguada por la existencia de un volumen considerable de segundas residencias en el concejo), sino, sobre todo, una bajada en el tiempo de estancia y en el gasto realizado; una situación en la que la meteorología y unos precios desbocados, también han puesto su granito de arena. Pocos confiesan los datos reales, pero algunos sí admiten bajadas de facturación superiores al 20%.

Ante esta situación, que bien puede repetirse en los próximos años, resulta más necesario que nunca diversificar la base económica de nuestro concejo. Nadie cuestiona que el turismo debe seguir ocupando un importante papel en la economía riosellana, pero debe evitarse a toda costa el monocultivo, especialmente el monocultivo de la segunda residencia; que en el caso de Ribadesella genera un consumo que en muchos casos se limita a la compra del pan, el periódico y poco más.

Después de haber liquidado las ganaderías que sustentaban nuestro paisaje, durante estos años, algunos dirigentes se hartaron de repetirnos tozudamente que el futuro era el turismo, como si de un bálsamo redentor se tratase. Sin embargo, a nadie se le escapa que sólo con turismo, el progreso de Ribadesella no pasa de ser una cruel falacia; a no ser que lo que realmente se pretendiese fuera instalarnos en un régimen de subvención y dependencia clientelar.

Tradicionalmente, la actividad turística, su promoción y su organización, con sus coloristas y rimbombantes celebraciones, ferias, galas, premios, fundaciones, festivales, etc, siempre ha estado sometida a un mundo variopinto de intereses, y ha constituido un campo abonado para la acción de oportunistas; a los que les ha servido, entre otras cosas, como plataforma para ambiciones personales más o menos disimuladas. Este también ha sido un campo utilizado a menudo para «vender optimismo», como caja de resonancia y como lanzadera política; un campo en el que, con demasiada frecuencia, los copiosos gastos realizados con cargo al erario público, se han traducido en mucho ruido y pocas nueces.

Sea como fuere, lejos de concebir el turismo como una cataplasma para aliviar comarcas sin industria, o a modo de telón de fondo y alimento del negocio inmobiliario, como frecuentemente ha venido sucediendo, se echa en falta un modelo turístico serio. Falta un modelo que supere rivalidades aldeanas y planteamientos alicortos; con una promoción unitaria a un nivel comarcal y regional. Un modelo que no se agote en la tradicional asistencia a ferias; algunas de ellas utilizadas como festín para políticos. Un modelo que se abra a nuevas vías de desarrollo y a nuevos servicios; que se abra a nuevos mercados como el del turismo inglés; que oferte prestaciones y servicios innovadores como pueden ser la talasoterapia, el turismo de empresas, los servicios geriátricos….

Turismo es mucho más que ofertar habitaciones, y de poco sirve llenar las campañas veraniegas de visitantes que cada vez gastan menos. De poco o nada sirve publicitar una playa fantástica si, con nuestro clima, va a estar vacía durante diez meses al año. Es necesario superar inercias caducas. Ribadesella necesita modernizar su modelo económico y, entre otras cosas, debe seguir profundizando en la calidad y diversidad de la oferta turística; una oferta que, en el caso de los hoteles riosellanos, en general, se limita estrictamente a ofrecer alojamiento, sin ningún tipo de instalaciones comunes ni de oferta complementaria. Si se pretende alargar la temporada turística, es
preciso atraer más turismo extranjero y, sobre todo, se precisa dotar al sector de valor añadido.

Con la movilidad que proporciona la autovía, ya no es necesario pernoctar en la comarca para poder visitar el Oriente, circunstancia que, en cierto modo, está favoreciendo a grandes hoteles de Oviedo y Gijón; hoteles que, dicho sea de paso, están más próximos a las conexiones aéreas del aeropuerto y al futuro AVE. No se trata aquí de buscar recetas-milagro ni de pedir peras al olmo, pero en un mercado tan competitivo y cambiante como el turístico, si lo que queremos es desestacionalizar y atraer turismo solvente y cualificado, la inversión en instalaciones diversificadoras y novedosas como la del spa y la pista de padel inaugurados en un conocido hotel del barrio de Santa Marina, quizá no debería ser la excepción, sino que más bien debiera ser la tónica general. Por desgracia, éste es un sector en el que no son raras las inversiones que obedecen más a razones fiscales o de inversión-refugio, que a planteamientos estrictamente turísticos o empresariales.

VIVIENDA

Con independencia de la floja campaña turística, la otra gran novedad de este verano la ha constituido el inicio de la andadura de una nueva Corporación en el consistorio riosellano. A pesar de haber coincidido el relevo de ediles con el inicio de la temporada estival, no ha habido parón en la actividad municipal. El nuevo equipo de gobierno aún tuvo tiempo para adoptar las primeras medidas de choque en materia de aparcamientos; habiéndose ampliado el número de plazas en el barrio de la playa. También han sido de agradecer las medidas tendentes a reorganizar la semana de Piraguas; medidas que no han abordado algunas añejas deficiencias, como el problema higiénico que provocan los W.C. cerrados, pero que sí han proporcionado a la fiesta un aspecto más sosegado, lejos del desmadre de otros años. Cabría reseñar igualmente, el espléndido servicio de guardería gratuita, prestado durante el verano en el colegio de La Atalaya; una ayuda muy esperada y muy útil para las madres trabajadoras del concejo.

Tras estas apresuradas actuaciones, y ya superada la temporada veraniega, al nuevo gobierno municipal le toca afanarse en buscar el entendimiento y la normalización de relaciones con el Principado. Toda ayuda va a ser poca, pues pocas dudas caben de que va a tener que gestionar una «herencia» no exenta de hipotecas, y con unos servicios municipales manifiestamente infradotados.

Las necesidades son muchas y variadas, pero si nuestros regidores le echan coraje y tenacidad, la ampliación y desarrollo del polígono industrial de Guadamía, (ahora una caricatura de lo que puede llegar a ser), debe suponer una importante inyección de vitamina económica y social al concejo, y una alternativa saludable al ladrillo; especialmente ahora que el mercado inmobiliario muestra signos inequívocos de enfriamiento.

Con ser vital el fomento del empleo estable y desestacionalizado, para ganar en calidad de vida, también se requieren servicios y vivienda asequible. Tras haber exprimido la gallina inmobiliaria hasta la extenuación, hemos llegado a un punto en el que son relativamente muy pocos los residentes locales que en Ribadesella pueden acceder a una vivienda nueva, especialmente si son jóvenes. No se trata de ser agoreros, pero tal como está el panorama de nuestra economía local, si queremos que Ribadesella sea algo más que una bonita postal sin vida, y si queremos facilitar que nuestros jóvenes se queden en el concejo, la inaplazable creación de empleo estable en Aguamía, también debería ir acompañada de un decidido empujón a la vivienda de primera residencia.

En las tres últimas legislaturas, con alrededor de 1 .600 viviendas libres construidas o iniciadas en nuestro concejo, tan sólo se han edificado 29 viviendas sociales; lo que da una idea de la nula atención que nuestros dirigentes han prestado a este sangrante problema. Si de verdad se pretende afianzar población, ésta debe ser una actuación prioritaria, porque no es de recibo el que haya riosellanos que se han visto obligados a adquirir su vivienda en Arriondas.

Convertida la vivienda en una vulgar mercancía a merced de los «señores del suelo»; con unos precios exorbitantes en las nuevas promociones (que ya rondan los 4.200 euros/m2), se impone una especial atención a esas casi doscientas familias riosellanas que buscan una vivienda social o protegida, y que todavía no han podido acceder a ella.

Sin embargo, la tarea no parece que vaya a ser fácil y, como ejemplo, a la vista están las presiones de la principal promotora de Oreyana. A estas alturas, resulta evidente que, para las grandes promotoras inmobiliarias, el negocio es el negocio, y poco parece importarles que, tras las abusivas subidas en los precios de los pisos habidas estos años, nuestros jóvenes y no tan jóvenes, estén con la soga al cuello, o que se vean obligados a suscribir hipotecas a 30, 40 e incluso 50 años. Acostumbradas a beneficios astronómicos, es obvio que la vivienda protegida les resulta poco interesante y prefieren «exigir» un pretendido derecho a seguir enladrillando nuestro litoral a todo trapo, con urbanizaciones de dudoso gusto y una calidad más que regular.

Si todavía queda algo de sentido común y de justicia social en materia de vivienda, esta cuestión debería ser abordada por nuestros dirigentes con toda energía y determinación.

Deja un comentario