Excursión por los acantilados de la parte oriental del concejo
Publicado el 7 julio, 2019 / J. Muñoz
Nuestra asociación había programado para el día 6 de julio una excursión que combinaba el tren con el senderismo. Si elegimos el ferrocarril para la primera parte, hasta el apeadero de Belmonte, fue por economía, por ecología y por colaborar, aunque sea de manera testimonial, con los trenes de cercanías, poco acostumbrados a ver los vagones llenos. El conseguir un billete colectivo ya supuso una odisea. Pagar con tarjeta, imposible, no vaya a ser que alguien piense que RENFE se incorporó al siglo XXI, y viajar, imposible. En la estación nos comunican que el tren está averiado y que no nos pueden poner un autobús. Las soluciones son tan peregrinas que preferimos omitirlas. Así que quedamos tirados como colillas, con el billete colectivo en la mano. Como hay que hacer de la necesidad virtud, y tirando del refranero, oponer a los grandes males grandes remedios, todo el mundo que había llegado a la estación en coche ofreció sus plazas vacantes para acercarnos al área recreativa de Cuerres e iniciar desde allí la ruta, aunque nadie se percató de que dos personas se habían quedado a pie y de que una mochila seguía esperando al tren en la estación. Se recogió a la mochila y a los dos compañeros que ya habían hecho un buen trecho andando y aquí paz y después gloria.
Y ahora vamos con lo bueno: todo lo demás. Luna Adrados, la guía de la visita, demostró conocimientos y entusiasmo a la hora de trasmitir la información a los atentos visitantes (una cincuentena). Todos miraremos, a partir de ahora, esas maravillas que tenemos al lado de casa con otros ojos. Aprendimos que para ver cenotes no hace falta irse a Méjico, que en nuestra costa tenemos dolinas para todos los gustos y lamentamos, desde la altura, que no haya una bajada decente para pegarse un baño en el precioso pedral de Arra.
El resumen es muy sencillo: conocimiento de las formaciones geológicas de la zona oriental de nuestro concejo, ejercicio, que no nos viene nada mal, y convivencia, que tampoco.
Hasta la próxima
Nuestra asociación había programado para el día 6 de julio una excursión que combinaba el tren con el senderismo. Si elegimos el ferrocarril para la primera parte, hasta el apeadero de Belmonte, fue por economía, por ecología y por colaborar, aunque sea de manera testimonial, con los trenes de cercanías, poco acostumbrados a ver los vagones llenos. El conseguir un billete colectivo ya supuso una odisea. Pagar con tarjeta, imposible, no vaya a ser que alguien piense que RENFE se incorporó al siglo XXI, y viajar, imposible. En la estación nos comunican que el tren está averiado y que no nos pueden poner un autobús. Las soluciones son tan peregrinas que preferimos omitirlas. Así que quedamos tirados como colillas, con el billete colectivo en la mano. Como hay que hacer de la necesidad virtud, y tirando del refranero, oponer a los grandes males grandes remedios, todo el mundo que había llegado a la estación en coche ofreció sus plazas vacantes para acercarnos al área recreativa de Cuerres e iniciar desde allí la ruta, aunque nadie se percató de que dos personas se habían quedado a pie y de que una mochila seguía esperando al tren en la estación. Se recogió a la mochila y a los dos compañeros que ya habían hecho un buen trecho andando y aquí paz y después gloria.
Y ahora vamos con lo bueno: todo lo demás. Luna Adrados, la guía de la visita, demostró conocimientos y entusiasmo a la hora de trasmitir la información a los atentos visitantes (una cincuentena). Todos miraremos, a partir de ahora, esas maravillas que tenemos al lado de casa con otros ojos. Aprendimos que para ver cenotes no hace falta irse a Méjico, que en nuestra costa tenemos dolinas para todos los gustos y lamentamos, desde la altura, que no haya una bajada decente para pegarse un baño en el precioso pedral de Arra.
El resumen es muy sencillo: conocimiento de las formaciones geológicas de la zona oriental de nuestro concejo, ejercicio, que no nos viene nada mal, y convivencia, que tampoco.
Hasta la próxima