Estado febril
Publicado el 6 junio, 2016 /
Artículo publicado en la revista «Plaza Nueva», junio de 2016.
Juan J. Pérez Valle
Si se echa un vistazo al gráfico, que recoge los datos de empleo en Ribadesella en los últimos 25 años, se podrá observar los cientos de ellos que se han perdido a lo largo del periodo, destrucción de empleo que viene a coincidir en gran medida con el desplome del sector agrícola-ganadero. Muy atrás quedan los años en que este sector era el segundo en importancia, que en el año 2000, prácticamente ayer, generaba tanto empleo como la construcción, y que hoy son poco más del centenar los trabajadores que pertenecen a él, de modo que de seguir por los mismos derroteros acabará prácticamente por desaparecer. Pero no es el único sector que ha visto reducir sus efectivos; también, aunque en mucha menor medida, la construcción, ésta más apegada a los ciclos económicos que el sector primario, aunque en su mejor época, los años del boom del ladrillo, suponía poco más de 400 trabajadores directos y hoy, en plena crisis constructiva, aporta al empleo en el municipio poco más de la mitad, situándose en unos niveles que habría que considerar normales en un municipio donde la construcción ha
estado siempre muy ligada a la actividad turística.
Evolución del empleo en el municipio Por lo que se refiere al sector industrial (industrias extractivas, de transformados metálicos, etc.) es un sector que ha evolucionado sin grandes alteraciones y al que parece que apenas le afecta las coyunturas económicas, aunque siempre ha tenido una incidencia pequeña en el empleo, al que aporta unos 200 trabajadores.
El gran empleador en el municipio, y lo ha sido desde mucho tiempo atrás, es el sector servicios, sector que por su importancia es determinante en la marcha global de la economía general y del empleo, el cual, desde 1997 no ha dejado de crecer, aunque estabilizado en los últimos años en alrededor de los 1.400 empleos (hostelería,
comercio, oficinas bancarias, funcionariado estatal y municipal, etc.), si bien su crecimiento ha sido incapaz de absorber las pérdidas habidas en el resto de los sectores.
Las curvas del gráfico, salvo las del sector primario y secundario, el primero porque los distintos gobiernos fueron continuistas en la política regional de ir reduciendo sus efectivos y el segundo por su relativa relevancia en el municipio, ponen de manifiesto también los vaivenes habidos en la política nacional, puesto que la municipal apenas se manifiesta en ellos, a pesar de los esfuerzos realizados por las distintas corporaciones en el embellecimiento de la población, su mejor dotación en servicios, o en la construcción del polígono industrial. Las esperanzas puestas en la llegada de la autovía del Cantábrico y en el citado polígono, han resultado decepcionantes hasta el momento, y no han servido ni para desestacionalizar el turismo ni para disminuir la dependencia de una economía demasiado dependiente del sector terciario.
Sólo desde la formación, del emprendimiento, de la iniciativa y de la asunción de riesgos –ejemplos no nos faltan- se podrán crear las bases para que Ribadesella pueda salir del continuado declive en el que se halla inmersa, a menos que no queramos que se convierta en una preciosa estación para jubilados y refugio de funcionarios. Y es que la escasa natalidad, la emigración de jóvenes y la pérdida continuada de población, no
dejan de ser síntomas preocupantes de una grave enfermedad.
Artículo publicado en la revista «Plaza Nueva», junio de 2016.
Juan J. Pérez Valle
Si se echa un vistazo al gráfico, que recoge los datos de empleo en Ribadesella en los últimos 25 años, se podrá observar los cientos de ellos que se han perdido a lo largo del periodo, destrucción de empleo que viene a coincidir en gran medida con el desplome del sector agrícola-ganadero. Muy atrás quedan los años en que este sector era el segundo en importancia, que en el año 2000, prácticamente ayer, generaba tanto empleo como la construcción, y que hoy son poco más del centenar los trabajadores que pertenecen a él, de modo que de seguir por los mismos derroteros acabará prácticamente por desaparecer. Pero no es el único sector que ha visto reducir sus efectivos; también, aunque en mucha menor medida, la construcción, ésta más apegada a los ciclos económicos que el sector primario, aunque en su mejor época, los años del boom del ladrillo, suponía poco más de 400 trabajadores directos y hoy, en plena crisis constructiva, aporta al empleo en el municipio poco más de la mitad, situándose en unos niveles que habría que considerar normales en un municipio donde la construcción ha
estado siempre muy ligada a la actividad turística.
Evolución del empleo en el municipio Por lo que se refiere al sector industrial (industrias extractivas, de transformados metálicos, etc.) es un sector que ha evolucionado sin grandes alteraciones y al que parece que apenas le afecta las coyunturas económicas, aunque siempre ha tenido una incidencia pequeña en el empleo, al que aporta unos 200 trabajadores.
El gran empleador en el municipio, y lo ha sido desde mucho tiempo atrás, es el sector servicios, sector que por su importancia es determinante en la marcha global de la economía general y del empleo, el cual, desde 1997 no ha dejado de crecer, aunque estabilizado en los últimos años en alrededor de los 1.400 empleos (hostelería,
comercio, oficinas bancarias, funcionariado estatal y municipal, etc.), si bien su crecimiento ha sido incapaz de absorber las pérdidas habidas en el resto de los sectores.
Las curvas del gráfico, salvo las del sector primario y secundario, el primero porque los distintos gobiernos fueron continuistas en la política regional de ir reduciendo sus efectivos y el segundo por su relativa relevancia en el municipio, ponen de manifiesto también los vaivenes habidos en la política nacional, puesto que la municipal apenas se manifiesta en ellos, a pesar de los esfuerzos realizados por las distintas corporaciones en el embellecimiento de la población, su mejor dotación en servicios, o en la construcción del polígono industrial. Las esperanzas puestas en la llegada de la autovía del Cantábrico y en el citado polígono, han resultado decepcionantes hasta el momento, y no han servido ni para desestacionalizar el turismo ni para disminuir la dependencia de una economía demasiado dependiente del sector terciario.
Sólo desde la formación, del emprendimiento, de la iniciativa y de la asunción de riesgos –ejemplos no nos faltan- se podrán crear las bases para que Ribadesella pueda salir del continuado declive en el que se halla inmersa, a menos que no queramos que se convierta en una preciosa estación para jubilados y refugio de funcionarios. Y es que la escasa natalidad, la emigración de jóvenes y la pérdida continuada de población, no
dejan de ser síntomas preocupantes de una grave enfermedad.