Calles y nombres

Con cierta periodicidad surgen variadas propuestas de nominar a calles de la capital municipal con el propósito de honrar y perpetuar los nombres de determinadas personas.

Se trata de una cuestión ciertamente complicada, toda vez que normalmente falta el compromiso adecuado para que los nombres que se proponen sean de general aceptación. Un ejemplo claro lo tenemos con los cambios en los nombres de las calles hechos a rebufo de los cambios políticos acaecidos en España, de los que tenemos en Ribadesella varios ejemplos con solo echar una mirada hacia atrás.

No voy a dudar de los motivos y buena intención de aquellos que los proponen, como tampoco de su aceptación por parte de alcaldes y concejales, pero muchas veces nos movemos por impulsos emocionales que, pasado un tiempo prudencial, el mismo tiempo transcurrido hace cambiar la perspectiva de las propuestas realizadas, provocando después, eso sí, notables agravios comparativos que se perpetúan a través del callejero.

Por poner algunos ejemplos, y se pueden añadir más ¿Qué relación hubo entre la reina regente Mª Cristina o Alfonso XII (calle del Infante) con Ribadesella para que se diesen sus nombres a una plaza y a una calle? Pues ninguna. Solo que a alguien se le ocurrió hacer la propuesta tras haber fallecido la primera y nacido el segundo. ¿Y la de Manuel Caso de la Villa? Pues por lo mismo, al haber fallecido inesperadamente a causa de la gripe “española” y ser concejal. Pero es que reyes y reinas hubo muchos, y curiosamente, si es que alguno debiera tener una calle, ese es Alfonso X el Sabio, fundador de Ribadesella, que carece de ella; y no digamos concejales y alcaldes, algunos de mérito, de los que nadie se acuerda.

Eso por no hablar de Jovellanos, a quien los riosellanos dieron su nombre a toda una plaza, personaje cuya relación con Ribadesella fue visitar una vez nuestra villa, menospreciarla lo que pudo, y poner zancadillas a las pretensiones riosellanas de contar con un buen puerto y una carretera que nos comunicara con Castilla.

En fin, creo que en el callejero se debería hacer una limpieza notable, y para evitar agravios comparativos, lo mejor sería eliminar toda, o casi toda, referencia personal en el mismo; volver a las viejas denominaciones de las calles: Calle Mayor, Calle de la Plaza, Calle de La Aguda, Calle de la Pelleja, Calle de la Bahía, Calle de la Marina, Gran Vía (sin apellido), Plaza del Progreso…, y el resto, nombres de montes, ríos, árboles, pájaros, barcos, o simplemente números. Viviríamos más felices.